miércoles, enero 12, 2011

CUU Rock

En una ciudad ubicada en las coordenadas 28°38′07″N 106°05′20″O, a 351 kms. de Ciudad Juárez y 469 kms. de Torreón, Coahuila y capital del estado con la extensión territorial más grande del país, pareciera que mas allá de estar en medio del desierto, la ciudad esta en medio de la nada.

¿A que me refiero con esto?

Sencillamente hablando de lo que se refiere a una escena de rock como tal puede resultar difícil imaginar que la trascendencia de la misma sea al menos cruzar las fronteras que forman la distancia que separa a la ciudad de las manchas urbanas más cercanas a ella, curioso fenómeno que hace del mercado de dicha escena sea por decirlo de alguna forma “doméstico”, tal vez eso para muchos no tendría la menor importancia e inclusive para otros tantos nada que ver, pero lo menciono por lo siguiente:

Por lo general los espectáculos de rock foráneos que hacen escala en Chihuahua son pocos por no decir escasos y el genero como tal pareciera ser un negocio arriesgado para empresarios y promotores del mismo —si es que realmente fungen como tal—finalmente opten por algo “seguro” a la hora de hacer negocio.

Sea la ubicación geográfica que sea y en el país que esta se encuentre debemos estár de acuerdo que público habrá siempre para cualquier corriente musical, es ahí cuando me viene a la mente aquel viejo adagio que cita algo así como: “si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”.
Esto quiere decir que no necesariamente el rock se tiene que importar a la ciudad para consumo en sus distintas presentaciones sino que la misma ciudad puede producirlo, que es ahí también donde comenzaré a explorar lo que viene siendo en si, metafórica e industrialmente hablando, la “maquinaria de producción”:

El circuito de bares y antros en los cuales se da de cierta forma la oportunidad de exponer las distintas propuestas originales —subrayo originales— que las bandas y músicos locales ofrecen, existe, no se puede decir si son muchos o pocos los espacios que hay para dicha expresión, pero mientras existan serán suficientes, lo que se tendría que cuestionar es la cultura que se tiene para exhibir dichas propuestas, ya que viéndolo desde la perspectiva de negocio, es ahí donde volvemos al punto donde se tendría que empezar a trabajar.

¿En que hay que trabajar?

Habiendo mencionado ya el riesgo financiero que deben correr los dueños de bares y antros, estos deciden por lo general contratar bandas de «covers» cuya ejecución en vivo de los mismos varía de acuerdo al virtuosismo y calidad del músico que toca en dichas bandas, creando así un consumo en la escena de refritos, lo cual lleva a la gente a simplemente pagar por una especie de “pan con lo mismo”, cayendo así en un círculo “vicioso” —por ponerle un nombre—.

¿Tiene algo de malo eso?

Pues considerando que finalmente lo que cuenta en cualquier forma de arte, siendo la música en su género rock una entre las demás, es explotar el talento para desarrollar la creatividad, no veo que sentido tenga tocar canciones ya existentes cuyo merito único tal vez sea solamente la replica del sonido de la grabación en su ejecución en vivo y la remuneración que genera en un lugar donde hacerlo es como laborar en cualquier empleo con goce de sueldo.


¿Si se considera una actividad artística es algo malo y si se considera negocio es algo bueno entonces?

Eso dependerá del punto de vista de cada quien, pero por cualquier lado que se vea se puede lograr lo que cada quien desee al desenvolverse en dicho arte/negocio.
La llave del éxito sería entonces romper el paradigma que tienen las personas que manejan el negocio del rock en la escena de dicha ciudad.
Argumentos como “En este bar se toca lo que la gente pide” son la sencilla falacia que cierra las puertas o limita a la fuerza creativa local capaz de crear el sonido que le daría una identidad única a, no sólo la ciudad sino tal vez a una región entera.
La gente es quien manda y el “vino, pan y circo” puede venir tal cual, si a la gente se le diera a probar lo que está “hecho en casa”.

En resumen, si tu amiga(o) lector que en este momento has leído hasta este párrafo te das cuenta que es hora de empezar a componer esas canciones que están atrapadas en el limbo de la inexistencia y las grabes para que el mundo las conozca para después tocarlas para que el mundo sepa quien es el autor de ellas y por fin el reconocimiento sea sólo tuyo y de nadie más y finalmente puedas sentirte orgulloso del lugar que te vió nacer y crecer en ello dentro de una escena sólida por la creatividad colectiva e individual de cada una de las partes que la integran.

Nadie va a venir a hacerlo por ti, tú tienes que hacerlo y porqué no, exigirlo.
Todos tenemos la capacidad de sorprendernos, es cosa nada más de querer hacerlo.
Consume música local y apóyala, las grandes bandas fueron locales en algún rincón de este planeta.

1 comentario:

  1. Anónimo11:41 a.m.

    Mucha razon en lo que escribes carnal, ojala y al rato llegue una nueva oleada de bandas originales a la sin city!

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